Para mí tejer, es lo que nace del corazón. Demuestro mi arte, expresamos lo que sentimos. Mi mamá me enseñó desde los trece años a tejer y bordar en Totonicapán, de donde soy originaria.
Sé tejer en telar de cintura y de pie. Me gusta más tejer huipiles ceremoniales de Xela (Quetzaltenango) porque es muy colorido, lo usan en las cofradías, fiestas y procesiones. Para hacer un huipil ceremonial me toma quince días. Mi tejido lo hago todos los días, tres horas al día, que puede ser en la mañana, tarde o en la noche. Los diseños que llevan son propios de Quetzaltenango, por ejemplo el Centro del Corazón del pueblo. Me gusta mucho hacer cuellos y randas por los colores que puedo combinar.
A mi hija y nuera les he enseñado a tejer. También tengo cinco personas que trabajan conmigo; cuatro mujeres y un joven; ellos bordan a mano los cuellos para los huipiles, que yo les dibujo. A ellos yo les enseñé.